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La revancha tan esperada por los Wallabies, al fin, pero Inglaterra podría dar una sorpresa. John Connolly, coach Aussie, considera este encuentro como un partido peligroso, no es para menos ya que el XV de la Rosa ha tenido un despertar inquietante. Wilko y Jason están de vuelta y Australia está sin su apertura titular (Larkham) y con Mortlock que presenta algunos problemas, Staniforth no figura en la ficha del partido tampoco.
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Pero en Barnes Australia encontró un director de orquesta singular y con seguridad los Wallabies ejecutarán ese juego que le es particular, a saber: Ocupación de la cancha mediante un juego al pie largo y preciso, conservación de la pelota, regulación o aceleración del juego según la inspiración del maestro Gregan, utilización inteligente de los forwards, En especial Rocky Elsom, en segunda cortina ofensiva, como aporte a la linea de ataque.
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Inglaterra deberá o contestar todas las pelotas en los agrupados, con el objeto de cortar la transmisión al ancho donde los Wallabies son mortales, o considerando imposible la disputa en el juego agrupado, concentrar las fuerzas en una ocupación defensiva del ancho en férrea cortina. Considerando la escasa movilidad del pack inglés, parece lógico optar por la primera opción. Esfuerzo constante en los rucks y contestando todo en las fases de conquista en oposición. Los Australianos han progresado en el juego de los forwards y utilizan enormemente el maul desde el comienzo de la Copa. Pero es con los forwards que Inglaterra podrá contestarle el juego a los Wallabies y a condición de encontrar a Wilko respondiendo a Barnes y Latham en la ocupación territorial con el pie.
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Ashton, el coach inglés a titularizado a Andy Farrell, de una lentitud más que evidente frente a Sud-Africa. Sorprende la marginación del hooker Chuter y de Stevens en primera linea, ambos de irreprochable prestación hasta ahora. Joe Worsley, excelente frente a Tonga es remplazado por Simon Shaw. Pero los tres estarán, junto a Barkley, mal que mal en la banca.