
15/10/07, Suiza.- Portada de un diario, distribuído a domicilio por una cadena de supermercados.
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La prensa francesa de rugby intenta un balance, a la luz de los resultados de su selección en la Copa del Mundo 2007, pudiendo vislumbrarse ya ciertas pistas de reflexión. La sucesión del entrenador Bernard Laporte y la casi segura nominación del Presidente de la FFR Bernard Lapasset a la cabeza de la IRB, instancia máxima del rugby mundial, abren el debate por un necesario cambio en las estructuras del rugby francés, que al parecer no ha tomado del todo bien, la curva de la profesionalización, que data desde hace 12 años.
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En la columna del haber de este balance, hay que inscribir el interés que la cultura de la ovalada ha suscitado en el público. Si se quiere, los valores de solidaridad, de convivialidad, de participación han sido bien asimilados por aquellos que descubren el juego y sin que dejen de considerar el nivel de exigencia que implica jugar al rugby. El público ha percibido bien esa mezcla de fiesta y sacrificio, de entrega, de superación de si mismo y de alegría. El rugby se comprende como un deporte, al mismo tiempo que un juego, en el que existe esa mezcla de dolor y placer, que es portador de valores de camaradería, de olvido de si mismo; en definitiva, el rugby es un deporte generoso y que está lejos de ser triste. La afluencia gigantesca de nuevos practicantes en los clubes, el solo hecho de ver balones de rugby en los recreos en los liceos y en algunas plazas, las cifras de audiencia que batieron todos los records, el interés de las mujeres y que son las mamás de todos esos chicos que llegan a los clubes, la cantidad de libros consagrados al rugby, son prueba suficiente de que algo está cambiando en la percepción del juego a nivel público; el rugby está dejando de ser un deporte marginal, limitado geográfica y socialmente a ciertos sectores. El rugby adquiere, hoy en día, un caracter muchísimo más "universal". Esta Copa para muchos ha sido la mejor, en ese sentido, de todas las realizadas hasta ahora.
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La prensa especializada en Francia no sólo señala puntos positivos, el resultado deportivo del XV Azul decepciona: No pudieron ganar dos partidos a su alcance, contra Argentina primero y luego contra Inglaterra, el equipo no mostró un sistema ofensivo a la altura, con una ausencia de ritmo en el juego y de ambición en el planteo. Denota la prensa francesa de rugby: una falta de proposiciones a largo plazo por parte de la Federación; una estructura monárquica (el Presidente puede permanecer a vida en su cargo y con un sistema de sucesión oscuro); una designación del cuerpo técnico de exclusivo resorte del Presidente de la Federación, con un staff restringido y de un verticalismo pronunciado, es decir sin la posibilidad de contemplar apreciaciones divergentes, a la hora de determinar un plan de acción. Agregan a ello la incongruencia de puntos de vista entre la Liga, organismo presidido por Serge Blanco, que regula el campeonato y la Federación; la gran cantidad de jugadores extranjeros en los campeonatos profesionales y como corolario, el abandono de la formación de talentos, por parte de los clubes. Una frase en un diario que dice mucho al respecto: "Algunos puestos están en agonía, la Federación piensa como reforzar la formación en algunos aspectos, como el scrum, donde el pilar derecho se ha vuelto tan escaso como el rinoceronte enano de Borneo" (Rugby Hebdo 25/10/07); frente a lo cual Lapasset prefiere responder evocando el carácter supranacional del rugby: "No existe la noción de nacionalidad en el rugby".
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Finalmente la prensa de rugby en Francia opina que el "french flair", esa manera otrora sorpresiva de jugar de los Galos, basando su juego en la fluidez de la transmisión del balón a la mano, creando y buscando espacios, o bien nunca existió, o bien ya no se impone en esquemas netamente defensivos (con ocupación del territorio a través del pie), donde prevalece la confrontación física y una conservación del balón en el pequeño perímetro. Se alzan algunas voces (Galthié) que piden la revisión de las reglas, especialmente en la zona del tackle, que darían más garantías al juego de ataque.
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En el mundo de la ovalada, no todo es miel sobre hojuelas.