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El trofeo Webb Ellis ya debe estar en Africa del Sur, respetando la lógica, los Springboks han ganado el Torneo Mundial, cuando eran considerados favoritos junto a Neocelandeses y Franceses para obtener el título máximo. Sin lugar a dudas, Africa del Sur fue el equipo más regular y si bien es cierto que sólo se enfrentaron a un solo conjunto de los denominados "big five", Inglaterra para ser exactos, la performance de los Boks fue brillante y sin fallas a lo largo de toda la competencia.
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Sin embargo hay que constatar que la final estuvo lejos de brindar un espectáculo entusiasmante, es la segunda final que termina sin un try y en lo que a juego propiamente tal se refiere, podemos decir éste que fue pobre en producción. Sudáfica supo perfectamente conducir este partido, del punto de vista estratégico, se contentó de mantenerse arriba en el marcador, a la espera de una reacción inglesa. El try negado a Cueto en el minuto 42, quizás hubiese obligado a los Boks a mostrarse más emprendedores por el ancho, el encuentro habría ganado en interés, son suposiciones sin respuesta.
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Al privilegiar el combate cuerpo a cuerpo y el juego al pie, los Ingleses cayeron en su propia trampa, sistema de juego que les dió un buen resultado frente a Australia y Francia. Pareció de inmediato evidente que no podrían salir vencedores, en un estéril planteo de conquista territorial y al que dedicaron tanta energía. Desesperante actitud. Como prueba, las secuencias que muestran a los Springboks recuperar 60 metros de terreno, como resultado del intercambio postal de "up and unders" y otras patadas supuestamente tácticas. Los Boks supieron invertir la pretendida presión a través del pie inglés y de esa manera instalarse ellos en el campo del XV de la Rosa y controlar de esa manera el curso del partido. La estrategia aplicada al pie de la letra por los pupilos de Brian Ashton, fue aún más ineficaz, al no poder esta apoyarse, sobre una supuesta supremacía en el scrum. Es ciero que el pack bok se vió en dificultades, como prueba el primer scrum del partido, pero sin llegar a la quiebra. Con la impresionante performance en la hilera del duo Matfield-Botha, con una potencia superior en todos los impactos, con una limpieza de una feroz eficacia en los rucks, en ese sentido, citemos a la barra a Schalk Burger; no quedaba mucho tema donde encontrar algún punto flaco, en el dispositivo sudafricano.
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Inglaterra tenía los recursos suficientes como para actuar de otra manera? A la luz de las tentativas incipientes de desestabilización del debate, al final del partido, podemos pensar que no. Estando 15-6 en el marcador, estaban obligados de realizar al menos un try para poder imponerse sobre los Boks. Fue cuando los hombres de Phil Vickery, mostraron todas las flaquezas constatadas en partidos anteriores. Pero hay que reconocer que los Springboks no fueron muy sobresalientes en ese sector. Si ellos son muy eficaces para oponerse al juego del adversario y aprovechar el menor balón olvidado en el camino y así poner en órbita tres-cuartos de gran velocidad, no mostraron una gran capacidad para afinar ellos mismos sus ataques. El hecho de que la mayor parte de de sus trys en el torneo, provinieron de turn-overs o de intercepciones, en lugar de construcciones propias, lo prueba.
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Cabe preguntarse ahora sobre la música del futuro en el rugby. Los partidos que despertaron mayor entusiasmo, fueron los que tuvieron como actores a equipos que podemos denominar, sin ser despreciativos, de segundo nivel; salvo raras excepciones, no hubo confrontaciones entre naciones mayores dignas de despertar un sano lirismo, a lo largo de esta Copa del Mundo. Y a medida de que avanzaba la competencia, los planteos se hicieron menos ambiciosos, con una estrategia de repliege, reducida exclusivamente a una destrucción de iniciativas adversas, en desmedro de la afirmación de un juego propio. Lo que pudo dar en un primer momento partidos emocionantes, a condición de ver uno de los dos equipos... jugar el juego, pero que a la larga dieron lugar, poco a poco, a debates a puertas cerradas, una vez que todos los protagonistas acepataron el mismo principio. Los All Blacks habrían podido invertir la tendencia? Nada es menos seguro, ya que los Blacks también son partidarios de este tipo de juego al ajedrez; con individualidades de talento es cierto, pero que supone a la base una superioridad física sobre el adversario, que permita abrir las indispensables brechas en un segundo momento.
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No se podrá volver atrás en lo que respecta a un dominio creciente del aspecto físico en el rugby profesional, practicado por equipos cada vez mejor preparados. Cabe entonces preguntarse de que manera se podría liberar el juego. Con la introducción de nuevas reglas? Quizás. Pero habrá, en un primer momento, que esperar que los árbitros apliquen las reglas en vigor, especialmente en el ruck y de esta forma crear las condiciones de una limpidez en el juego.